Todos tenemos momentos en nuestra vida en los que queremos cambiar nuestro comportamiento para mejorarlo y crear nuevos hábitos. Esto sucede a menudo a comienzos del año, donde establecemos los propósitos de año nuevo siempre con la intención de mejorar un montón de cosas en nuestra vida. 

No dejes que la falta de visión arruine la puesta en marcha de tus nuevos propósitos y aplica estos consejos para asegurarte el éxito. 

Para muchos de nosotros, la mayor parte de veces el deseo de cambiar determinados aspectos de nuestro comportamiento es fuerte y en ocasiones, tenemos una poderosa motivación para crear nuevos hábitos. Sin embargo, a la hora de la verdad, no siempre resulta tan fácil.

Hay muchos factores que contribuyen a nuestra capacidad o incapacidad para cambiar nuestro comportamiento. Un elemento clave es si el comportamiento deseado vale o no el tiempo, el esfuerzo y la energía que necesitamos para ese cambio.

Cuántos de nosotros nos hemos encontrado en el mismo lugar todos los días, día tras día? Sabemos lo que tenemos que hacer, pero nos resulta imposible seguir adelante. Además, parece que adquirimos malos hábitos sin ningún esfuerzo, pero adquirir un «buen» hábito habitualmente resulta un poco más difícil. Eso es porque se necesita algo más que saber lo que hay que hacer; requiere una puesta en acción de una manera que conduzca al éxito.

Debemos reemplazar los viejos hábitos que son perjudiciales por otros nuevos que refuercen nuestros objetivos. Cuando las personas comienzan un nuevo hábito, a menudo sienten una sensación de logro y felicidad por poder mantenerlo.

Ya sea que estés tratando de comer más saludablemente o de hacer más ejercicio, hay algunos pasos que pueden ayudarte a crear nuevos hábitos.

Elige tu objetivo: define lo que vas a cambiar

El primer paso para formar un nuevo hábito es decidir cuál quieres que sea ese nuevo comportamiento. Averigua cuáles son tus objetivos y formúlalos correctamente.

No te limites a decir que quieres comer de forma más saludable. En vez de eso, di algo como «Voy a dejar de tomar bollos y dulces en el desayuno, sustituyéndolos por una fruta”. 

Si decides cuál será tu nuevo hábito y te comprometes a cuándo y cómo lo vas a llevar a cabo, tienes ganada la mitad de la batalla.

Recuérdate a ti mismo que debes hacerlo

Incluso después de decidirse por un objetivo, puede ser difícil descubrir cómo comenzar realmente el proceso de formación del hábito. 

Muchas personas se emocionan cuando comienzan un nuevo hábito, pero en poco tiempo se encuentran de vuelta a sus viejos hábitos. Les cuesta comprometerse con el cambio. El nuevo hábito es algo a lo que no estamos acostumbrados y un trabajo duro en el que tienes que poner tiempo y esfuerzo para lograrlo. 

Levantarse de la cama por la mañana siempre es una lucha. O es posible que haga frío y no te apetezca salir a comprar fruta. O puede que tengas muchas cosas que hacer, y se te pase el día volando sin tiempo para nada…

Sin embargo, hay algunas formas sencillas de ayudarnos a recordar este compromiso. Una buena manera de hacerlo es configurar una alarma en tu teléfono o agregar nuevos elementos a tu calendario para que aparezca todas las mañanas en nuestro teléfono, o tener una agenda con la que realicemos el seguimiento. 

Implementa los cambios de manera progresiva

Muchas veces, integrar un nuevo hábito a tu vida de la noche a la mañana, puede resultar complicado, bien porque supone un esfuerzo muy grande o porque es un cambio tan radical que nos resulta muy complejo de asimilar de repente. En estos casos, puedes abordar el cambio de manera progresiva, comenzando poco a poco. Es difícil cambiar tus hábitos rápidamente, pero es mucho más fácil hacerlo lentamente. Digamos que quieres empezar a comer más sano. El primer día, cambias lo que comes para el desayuno. El segundo día, reemplaza los que comes al mediodía, ya así progresivamente en función del tiempo que necesites. Cuando pasen unos días, habrás cambiado todas tus comidas y te sentirás muy bien con el progreso que estás logrando.

Hazlo parte de tu rutina hasta que se convierta en un hábito

Se necesita tiempo antes de que los nuevos comportamientos se conviertan en verdaderos hábitos. Hasta entonces, una rutina te resultará muy útil. Cuando haces algo todos los días, es más fácil hacerlo sin tener que pensar en ello. Por ejemplo, cepillarse los dientes es algo que la mayoría de la gente hace todos los días. Se convierte en un hábito porque se hace a diario y no hay que pensar más en ello. Pero otras rutinas tardan más en convertirse en hábitos.

Haz que beber más agua por la mañana, subir las escaleras en el trabajo, comer una manzana en lugar de un pastel…formen parte de tu rutina diaria. 

Practica la rutina hasta que sea algo natural y estarás en camino de crear un nuevo buen hábito. 

No lo dudes, sigue estos consejos y haz que tus propósitos sean un éxito!